sábado, 20 de diciembre de 2014

Juan José Ceselli

(Buenos Aires, 1909 - ídem, 1983).

CANOPUS


¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Extraños asesinos se acurrucan despaciosamente
Se escuchan sonidos de otro mundo
¡Están tan altas las estrellas!
Y sin embargo cómo pesan
Horas de leyendas horas sentimentales
Temblores de hastío cálido
Mujeres con senos que cantaban como pájaros
Y nalgas que se cubrían de flores en primavera
De sus cuerpos de pan recién horneado
Se desprendían grandes masas de vida carnal
Las campanas adolescentes repicaban prodigios y misterio
Recorriendo el camino de los gatos
Deslumbrado por héroes impíos
Gozando la soledad de la lluvia sobre los charcos
O cayendo como sueños entre las hojas
Con la última aventura en los bolsillos
Y una espada mágica entre las manos
Siempre creí en el Milagro la Belleza la Poesía
Dueño del destino trepado a una higuera
Como un niño ante el altar
Puro en la infinitud del conjuro Recreando el universo con imágenes secretas
Embistiendo desarmado los sentimientos ardientes
Amé amé siempre sin ser amado
¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Unos chicos mean jubilosamente
Y yo ya me orino sin saberlo
Tanto amor y tanto orgullo
Tanta pasión y tanta tristeza
Una luciérnaga vuela sobre el hinojo
Hierven los perfumes en los jardines
Y los recuerdos afilan sus dientes
Haciendo más desamparada la vejez
Tenía la mirada alta de águila extasiada
La voz brumosa de canto rodado
Llevando consigo el murmullo de los ríos
Tenía los pechos sonoros de amores furtivos
De faros enloquecidos de girar
Así llenó mi vida de susurros de gritos y tormentas
Llenó mis ocios con dagas torturantes y soles
cadenciosos
Y en pleno invierno de la sangre amenazada
Estalló su amor con fragor de naufragio
Su amor de rocas copulando en el mar
¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Ya nadie me recuerda ni nadie me amó de verdad
Todo fue lucha torpe Con aquella mujer que olía a estrella matutina
Que tenía un sol en cada rodilla
Y cabellos que luchaban con la tempestad
Pero yo sigo siendo un niño
Y quizá fue la vida
O quizá fue ella
La que asesinó mi inocencia
¡Ah! ¡cómo pesan esta noche las estrellas!
Y qué tarde se ha puesto para volver a amar



1.
 
desnuda
bajo el arco iris negro de la noche la encuentro
su cuerpo es una fiesta de manantiales
su sexo un mordisco de hierba fresca
yo me debato cercado por lobas celestes
por furias y vicios celestes
por el estrépito de sus cabellos
cayendo en la oscuridad
sus labios rodeados de espinas
exterminan mi inocencia
mientras mi boca
amplio estuario de melancolías
reposa sobre su nuca
tejida con pequeñas caracolas de menta




10.


armados con lanzas mágicas
rompimos los cristales de la Noche
dimos de comer a las bestias y a la aurora
repartimos el azúcar entre los frutos
y enseñamos a los pájaros a cantar



11.


aquel mueble era mitad cómoda mitad mujer
tus senos surgían de cajitas de música
y las piernas giraban con ruido de pasadizo
secreto
dejando escapar torbellinos de medias y de ligas
y perfumes de azahar
en sus curvas las manos quedaban atascadas
para siempre
tenía cajones mixtos que sólo guardaban
recuerdos
o caricias
y era inútil tratar de introducir la llave
cuando las cerraduras juntaban los párpados
para soñar





33.


¿Cómo es que me llama por mi nombre secreto?
¿Es que sus ojos son tan fuertes que lo han
descubierto?
Y mientras la noche se hunde dentro de sus
cabellos
Me abraza tan fuertemente
Que desaparece dentro de mí





CAMPOS MAGNÉTICOS


Pálida
los senos encendidos por el furor
venías hacia mí
implacable como un eclipse
un planeta partido en dos
Las hojas masticaban el polvo del sol
las flores mordían su carne violada
yo sorbía el olor arisco de sus orejas
frías por el delirio
Sus labios fermentaban
fermentaban sus deseos
gusanos y mosquitos nos invadían
el verano derramaba el semen bajo la lluvia
embadurnaba las abejas con miel
Sus piernas de taberna
con viejas manchas de vino
me asfixiaban náufrago en alta mar
yo hundía mis manos en sus misterios
en sus recuerdos timón en libertad
Tomé su cintura con temblores epilépticos su mano frágil empuñando una lámpara salvaje
y la habitación espiaba su sexo-escarabajo
mientras alguien
con un cortaplumas grababa sobre sus nalgas
una inicial


EL PARAÍSO DESENTERRADO

estallando como una granada de violetas
tu sexo ha convertido mi alcoba
en un palacio de fatigas
debajo de tu pelo flota la unción de los templos
y el bochorno voluptuoso que antecede al huracán
cada vez que te poseo
te transformas en una mujer diferente
y tus poderes me recuerdan vagamente al Dios del Mal
recostada sobre el verano
tus gemidos tienen el sabor áspero de los pastos incendiados
y me alientas y me festejas
excitando la savia de los vegetales
y los conjuros prisioneros de un gran desorden estival
un erizo de vidrio
rueda entre las estrellas
mi sangre vibra como el bronce de los timbales
y te castigo y te martirizo
y como un corcel enfurecido
hundo mi pánico en tus sueños
desesperado
trato de apresar impúdicamente
las imágenes que recorren tus placeres más ocultos
le prendo fuego a los muebles echo a rodar los retratos
¿qué historias son esas de la vida eterna?
nada hay más allá de ti y de mí
ven y mientras los demonios desentierran el paraíso
nosotros seremos a la vez el Infierno y la Gloria
nosotros seremos la Eternidad
tus senos pesan en mis manos
como un fruto en la rama




CERNO V AIRE

Cuando su amigo el Sol venía a visitarnos, yo recuperaba
todos mis poderes, y así supe que hace muchos millones de
años ella y yo éramos un pedazo de piedra dulce. Por eso
me decía que toda mujer que poseyera debía morir entre mis
brazos, que todo amor que iniciara concluyera en una flor, que
toda caricia terminara en una herida. Pero, ¿qué interesaba en
esos instantes quién tenía razón? Lo importante era amar. Y la
tormenta estallaba en nuestro cuarto y de su cabellera surgían
relámpagos, se doblaba su cintura de niebla como una horquilla
entre los dedos y mis manos temblaban ante la ingenuidad de
los ojales escondidos en el torrente de sus senos.



CERNO VI MISTICISMO

A su lado siempre había un lugar para la melancolía, un
lugar para morir juntos, allí, donde el placer era más profundo.
Borracho de caricias y de luna el tiempo tropezaba contra los
muebles y nosotros volvíamos a la infancia cuando tenía ese
irresistible aliento a triunfo y a depravación. Las horas zumbaban
sobre nuestras cabezas, se oían las agrias canciones de las aves
nocturnas, pesaba sobre mi cuerpo la incomprensible morbidez
de su piel en ascuas. Pero de alguna manera la Noche lograba
desprenderse de sus cabellos y la obscenidad, con su galera
de felpa y su capa de terciopelo, nos miraba. Era cuando nos
quedábamos solos ella, yo y la Belleza.



CERNO XIV

Nuestra habitación está llena de conjuros
ella se recuesta
y el césped crece absolutamente verde
ella abre la ventana
y la noche se acerca a conversar con nosotros
"¡Oh hálito imperecedero de la vida
suspiro creador
boca que aspira y espira las existencias de todos los seres!"
No somos veleidosos pero el vértigo de la dicha corre peligro
Ella empuja los valles y las montañas con su ternura
alienta el desorden los combates de nuestros espíritus
rodeados de cuadros
de cortinas de lámparas
sus cabellos invaden las florestas
se llenan de frutos
de ríos
de playas
las olas bañan nuestros cuerpos
el viento nos lanza arena al rostro
y el sol arde
los cajones de los muebles se abren
rueda la ropa por el suelo
los libros se deshojan
la porcelana se hace añicos estrepitosamente
el cartero abandona sus cartas avanzan los gusanos
chocan los trenes
una campana suena desesperada
y yo la acaricio
la beso
la poseo
una fuerza sagrada se apodera de mi carne
bajo el favor de los dioses todo se torna mágico para mí



martes, 9 de diciembre de 2014

#4

                Misterio
rodeas mi piel receptiva
y me transmites enigmas
en la noche

         cómplice
                Mujer fatal,
Navegan mis palabras
en tu vientre


           Debí tomar
                       otra ruta
                              delirante
                                    para no ser


¿En cuántos lenguajes
incomprensibles sucumbiré
para comprender?


¿En cuántas miradas
estallaré?


         Y el misterio se silenció 

              en los labios entreabiertos.


Laura Millán Miranda

Henri Michaux

(Namur, Bélgica, 1899 - París, 1984).




TAJADAS DE SABER/ SABIDURíA


Cuánto menos odiantes serían los hombres si cada uno de ellos no usase un rostro.

*
En el interior del melón, un corazón batía.

*
Sueño-de-caballo: Caballo, habiéndose comido su carro, contemplando el horizonte.

*
Los oídos de los humanos no están muy bien defendidos. Parece que no se tenía en cuenta a los vecinos.

*
Mi vida: arrastrando un cochecito de bebé bajo el agua. Aquellos que nacieron cansados saben lo que quiero decir.

*
Sin contestar, el Tibetano sacó su cuerno llama-tormentas y quedamos completamente calados bajo grandes lamparazos de relámpagos.

*
No todo es duro en el cocodrilo. Sus pulmones son esponjosos y sueña al borde del agua.

*
Trágate los remaches, el crucero se desarma y el agua está nuevamente en calma.

*
Cada siglo tiene su alta masa. ¿Qué está esperando ésta para armar una grandiosa celebración de disgusto?

*
Los delirios del pájaro no tienen interés alguno por el árbol.

*
Aquel que esconde a su loco muere sin voz.

*
Caldera de pensamientos tomándose por un hombre.

*
Aún si es cierto, es falso.

*
Aquel que canta en un grupo pondrá a su hermano en prisión cuando se lo pidan.

*
Aquel que deja una traza, deja una herida.

*
Aquel que ha rechazado sus demonios nos fatiga a muerte con sus ángeles.

*
Cuando uno mira a los seminaristas -pronto serán Doctores en Telogía- jugar a patear una pelota de fútbol, uno se ve conducido a observar que aparentemente es más fácil para el tigre ser completo, y en dignidad, un tigre, de lo que es para el hombre ser hombre.

*
El corazón de una persona sensible sufre demasiado como para amar.

*
Para entender, la inteligencia debe ensuciarse. Sobre todo, aún antes de ensuciarse, debe ser lastimada.

*
Es todo aquello que no es humano a su alrededor lo que hace al hombre humano. Cuantas más personas hay en el mundo, mayor es la exasperación.

*
No actúes con orgullo. Ya respirar es consentir. Otras concesiones seguirán, cada una encajándose en la otra. Aquí tienes una. Suficiente, acabemos con esto.
 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Jorge Urrutia

(Madrid, 1945).


Tiempo del espacio

                                A place. Where none. For the body. To be in.
                                             Move in. Out of. Back into. No. No out.
                                              No back. Only in. Stay in. On in. Still.*
                                                                              Samuel Beckett


        Busca un espacio en ti, un territorio


que lo más íntimo hiera suavemente.


Huerto sin fruto. Jardín iluminado.


Regato silencioso donde flotan nenúfares.


Oscura luz que ordena el más oculto tacto.


¿Entróse un día? Ningún recuerdo queda


y tampoco hay recuerdo de haber estado ya,


de que estuviese alguien. Descubrimiento.


Nunca habitó este espacio cuerpo alguno


pues no hubo cuerpo nunca que en el cuerpo estuviera,


ni su cuerpo invadió cuerpo distinto.




Estar en el principio, en el quedarse,


origen es del tacto de todo lo intangible


tocado al fin. Sentido que se sabe


la palabra más alta del silencio,


el presente absoluto del presente.





Entrega

                                       At bounds of boundless void.**
                                                                Samuel Beckett


Un sonido muy tenue, un roce apenas,


un perfume que alcanza la costumbre,


incerteza, tal vez alguna duda,


punto difuminado, o finísima línea.


Una saliva es un gusto amargo y dulce,


una mano que, abierta, deja pasar la arena,


un nombre susurrado y una larga


caída. O es un derrumbe


hasta el fondo más hondo de sí mismo.






Recuerdo de Penélope
 

Te despiertas y miras. La penumbra

es como un horizonte descompuesto.

Otros mundos pudieran ofrecerse

detrás de los espejos o al fondo del armario.

Vuelve el rostro pues sabes

que el mundo es sólo tú y que estarás

a su izquierda dormido, en el dominio

de la inquietud tan cómoda que ofrece el abandono.
 




*Un sitio. Donde ninguno. Para el cuerpo. Que esté. Que entre. Salga.
Vuelva. No. No se sale. No se vuelve. Sólo se está. Dentro. Dentro aún.
Quieto.
 


**Hasta los límites del vacío sin límites.