martes, 31 de marzo de 2015

Eduardo Milán

(Rivera, Uruguay, 1952).

III
No es el deseo,
es la violencia de la luz
que precipita la palabra.
No es el deseo del nombre,
es la violencia.

¿Buscando un dolor puro
cuando el dolor, aquí, ahora,
está poblado de matices?
Desposeídos, humillados, postergados,
fueras de serie, sin tierra, sin-agua,
aborígenes, sin tierra, desplumados,
soltados a los dientes incisivos
del perro capital que vendrá
a incidir con sus dientes incisivos.
Esos: los que te miran con ojos sin comer.




IV
Yo no busco un dolor puro,
busco su nombre para delatarlo.
Nada de puro aquí,
nadie puro en mí
salvo la voluntad de delatar el dolor.
Eso es poeta, para los que vienen:
el que delata el dolor
que late en toda entraña oscura.
Eso es poeta, para los que vienen:
y luego canta la alegría
del derecho al aire de la tierra.




Escribir es como un círculo,
como la creación de una cabeza de viento.
Es como abejas alrededor de algo
así como un panal, así como una dulzura
saliendo de tus senos por una vez posible:
ésta. Así es escribir,
no como se dice oscuramente debajo de una piedra,
la del alma. Así es como el alma
va perdiendo gravedad y levanta.

Braulio Arenas

(La Serena, Chile, 1913 - Santiago, 1988).


El mundo y su doble

Comienzo del mundo
Manos demasiado ardientes
Bocas interiores que a todo ademán se duermen
Partes del cuerpo
Tú partes del cuerpo
Tú partes de las manos y de sus pupilas
Muestras con un ademán las gemas del encanto
Tú duermes reflexionas.

Sales al encuentro de un monstruo
Al bello día donde la piedad se hechiza
Piedras fulminantes del día de la espera
A ti a tus hombros producen estupor
Ver otros hombros en una sucesión de ahogadas
Bellas mujeres sobresalen del placer
Todavía estupefactas por la realidad
Aun dormidas por el sueño
Encantadas por amor ausentes por piedad
Sus hombros que laten
En sus ojos que encuentran a ciega
No vivas a ciega no vivas a respiración
Un fatal rayo atraviesa tus pestañas
Un cielo te acaricia
Muda entre la sangre y la piedad

Germán Machado

 (Montevideo, 1966).


Las palabras son hendiduras
en la tierra segada / los mitos
tajos hondos / el silencio
cicatrices olvidadas


 
II

aún conservan los colores
del cielo bajo el cual yacían
            aquel azul cobalto
de la carne
            un púrpura sangriento
de la tierra
            el ocre de un abrazo
del sol
            seminal en trigales

                        los amantes
 


Atraviesa el horizonte
diagonal y silente.
No explica lo invisible,
lo redime.

lunes, 30 de marzo de 2015

Mark Strand

 (Summerside, Canadá, 1934 - Nueva York, 2014).

Carta

Los hombres corren a través de un campo,
de sus bolsillos caen lapiceros.
La gente que sale a caminar los recogen.
Esa es una de las formas en que se escriben las cartas.


¡Cómo caen las cosas en los otros!
El ser ya no me pertenece a mí, sino que duerme
en la sombra de un extraño, y le da vestido
a ese extraño, e incluso lo guía.


Es mediodía cuando te escribo.
La vida de alguien ha llegado a mis manos.
El sol emblanquece los edificios.
Es todo lo que tengo. Te lo doy todo. Tuyo,


Mark Strand



Comiendo poesía

La tinta se escapa por la comisura de mis labios.
No hay felicidad como la mía.
Estuve comiendo poesía.

La bibliotecaria no puede creer lo que ve.
Sus ojos están tristes
y camina con las manos sobre el vestido.

Los poemas se han ido.
La luz es débil.
Los perros están en la escalera del sótano y suben.

Revolean los ojos,
refriegan sus patas rubias.
La pobre bibliotecaria comienza a patalear y a llorar.

Ella no comprende.
Cuando me pongo de rodillas y lamo su mano
ella grita.

Soy un hombre nuevo.
Le gruño y le ladro,
Muero de alegría en la oscuridad libresca. 

 

lunes, 23 de marzo de 2015

Jorge Luis Borges

(Buenos Aires, 1899 - Ginebra, 1986).


Alguien

Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.

Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.

Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.

viernes, 20 de marzo de 2015

#10


Fragilidad, herida abierta
melodía diluida
dolor del desnudo.
Calando en el misterio
que siempre palpita
fragilidad de Ser
-sin ser-
el tiempo desgarra
la piel del alma.
Eco, voz de la mujer sabia
que resuena lejanamente
y tan tan cerca
tras cada aliento
la angustia de la sospecha. 

Laura Millán Miranda

miércoles, 18 de marzo de 2015

Elisa Dejistani



RUNAS

Había entonces

ojos albinos

los inventaba

en cada runa

en cada piedra afilada

en el reverso

para descifrar quizá

una contraseña

el coraje de permanecer


Ahora

hay luces huérfanas

apenas un resplandor

por entre los agujeros negros

el espasmo

de un corazón partido

donde se filtra la distancia

entre la caricia y el deseo

en ese costado exacto

en que se abren los cuerpos

y la cintura es una curva obscena

y todo arde

y todo  sucede



LA PALABRA 

Palabra

escrita

en la arena de los mitos

canto aciago

de las sirenas

Con las manos de orfebre

tejedora de intriga

con perfil ambiguo

dimensión de ausencia


Palabra

con soles

colgados en la voz

arrancada del fuego


Palabra

que muerde entrelíneas

señales de humo




EL SILENCIO

Me clausuro

construyo

una bruma indudable

oreja o talismán

de la memoria


En la negritud del signo

la nada se defiende con todo


Y el silencio

es esta luz carnívora

del verbo



"A tidone", Elisa Dejistani.
 

TRÁNSITO

Mi razón no pide piedad
se dispone a partir

Hamlet Lima Quintana


Partiré
suelta en transiciones
para atenuar los rituales
el final de la carrera
Partiré en el sigilo
abriéndome paso
por entre las ventanas
que esperan decisiones

Soltaré mi libro
de repente
cerradura abierta en los ojos
ajedrez renuente a la fuga
Partiré
como una fábula bien urdida
en la galera del mago
deslizándome hacia arriba
enrollando mis páginas
encogida dentro

Me iré
toda repartida
en el canto


 

EN LA FRAGILIDAD DE LA PALABRA


En la fragilidad de la palabra
me resguardo de mí misma:
sicario
con el que deletreo mi costado izquierdo
mientras el derecho se llena de manchas
y arrugas
y puntos suspensivos

Por eso la bestia que me habita
ataca a mi sombra
la retuerce
mastica el alto rugido de la sangre
y por fin
se entrega


ESPECTROS

Quién
insiste en rebelarse
Para quién
soplan las bocas
liberan el sonido
Quién
acude entre renglones
conjuga tiempos
derrama el oro
del insomnio
escarba en la prosodia
un grito sofocado
la escritura del cuerpo
su condena
Quién
golpea desde
una letra oscura




VIBRACIONES

Crecí en una clave
infierno o paraíso
encerrado en la piel
Crecí extranjera
por mucho tiempo
suspendida en la alta marea
gemela del mar y de la nube:
Apología de azucenas
Reencarno
en la música del tacto
en el ritmo del deseo
en la abstinencia del sol




Cuando escribo
comienza a circular mi cuerpo
es para volar que me vuelvo
pequeña y ligera


Hay noches
en que permanezco acorralada
al borde de mí misma
me abro la ausencia
en mitad del dolor
y aúllo
como loba capitolina


Hay una fracción
en que la misma soledad
me abandona


Es para llenarme de olvido
que entro en mí
y me despojo