(Madrid, 1945).
Historia natural
Cuentan de él que, estando prisionero, nunca abandonó
sus crueles pasatiempos sino que capturaba ratones o
compraba pájaros y los torturaba, a algunos los empalaba,
a otros les cortaba la cabeza y a los pájaros los liberaba después
de haberlos desplumado.
Fedor Kuritzyn. La historia del voevoda Drakula (1486).
Sólo un detalle:
esos puntos de sangre repartidos
sobre la piel del cuerpo.
Pequeñas hinchazones coloradas,
volcanes diminutos
que expulsan el dolor y las durísimas
desilusiones.
La fuerza del olvido,
ésa es la huella de las plumas. Dejan
de proteger el cuerpo y una mano
pudiera año tras año desligarlo
de la caricia, el beso, la acogida
amorosa. Despellejada sangre
es la experiencia.
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